Las actividades que acumulan a cientos o miles de personas durante horas son un foco de acumulación de residuos. Ahora que, gracias a las vacunas y a las medidas de protección podemos volver a disfrutar de conciertos, festivales y otros eventos multitudinarios de índole cultural o deportivo, puede ser un buen momento para reflexionar sobre las responsabilidades en este terreno.
Cuando suceden cosas como la acumulación de basuras después de un festival, una parte de la responsabilidad recae en los asistentes al evento, por supuesto. Pero otra parte de esa responsabilidad es de la empresa organizadora. Y, en menor medida, de las autoridades.
Si el Festival Internacional de Benicassim llegó a acumular kilos de basura en los terrenos donde se celebró en 2017 fue por la combinación de varios factores, de los que sin duda los organizadores tomaron nota para sucesivas ediciones.
El papel de cada actor en la gestión de residuos en festivales
Celebrar eventos multitudinarios es algo inevitable, podríamos decir que casi necesario tanto para el bienestar y ocio de los ciudadanos como para la continuidad de una industria, la del espectáculo, tan sensible a crisis económicas o sanitarias como la que hemos vivido.
Poblar de miles de personas que están consumiendo al mismo tiempo que se divierten es seña de identidad de esta actividad, que supone diversión y una forma de ganarse la vida de gran parte de la sociedad. Lo que es menos inevitable es que, a la mañana siguiente, aparezcan las dependencias pobladas de residuos, que en el peor de los casos acabarán en mar formando parte de esa “basuraleza” que tanto ha ocupado los espacios naturales.
No podemos seguir dejando residuos allá por donde pasamos. Y como no vamos a dejar de organizar y asistir a eventos, la solución sólo pasa por hacerlo de una forma más respetuosa con el entorno. Algo que nos compete a todos y que debe hacerse en cada fase en la organización del evento:
- En la planificación y diseño del evento, los organizadores son los que tienen las primeras claves a su alcance. Seleccionando proveedores que garanticen un uso correcto de los materiales y que tengan un plan para la recogida de los residuos que generen. Por ejemplo, en lugar de vender productos de alimentación precocinados y envasados en plástico, disponer food trucks que ofrezcan comida en envases biodegradables, o proveedores de bebida que entreguen vasos reutilizables. En esta fase es importante también la intervención de las autoridades locales, asegurando que, para otorgar el permiso de uso del espacio hay un plan de recogida de residuos adecuado. Disponer también a los equipos de limpieza para las horas posteriores a la finalización o establecer condiciones con los organizadores que les obliguen a dejar el lugar tal y como lo encontraron, podrían ser otras fórmulas.
- Durante la celebración del evento, es el usuario el que tiene una parte de la responsabilidad. Por un lado, como consumidores podemos exigir que se nos den opciones con envases reutilizables o biodegradables, y rechazar consumir productos que generen residuos en forma de plásticos de un solo uso. Una vez consumimos nuestra comida o bebida, tarea nuestra también asegurarnos que los envases usados se depositan en el lugar correcto para su reciclaje o reutilización. En este momento, los organizadores deben poner todo de su parte para informarnos de cómo se gestionarán los residuos, poniendo a nuestra disposición los elementos adecuados para su depósito.
- Por último, cuando las luces del show se apagan, empieza la labor más importante: la de recogida y limpieza del lugar. Organizadores y autoridades deben garantizar que cualquier residuo que haya quedado en el suelo por despiste o dejadez de los asistentes, sea convenientemente recogido y tratado. Por supuesto, es exigible por parte de la sociedad que esta labor se haga siguiendo los principios de separación de residuos y posterior transporte a centros de reciclado. Algunos eventos están optando por fórmulas como el empleo de vasos reutilizables que lavan e higienizan después de cada uso.