Con las navidades a la vuelta de la esquina nos vienen a la mente dos reflexiones que no podemos olvidar en estos momentos del año. La primera es el hecho de que cada día, en los hogares, empresas y administraciones se generan kilos y kilos de residuos. La mayoría de esos residuos son resultado de una actividad productiva, lo que de alguna manera los convierte en «inevitables». Sin embargo, como productores o consumidores debemos hacer el máximo esfuerzo para reducirlos al máximo.
Pero, por otro lado, en una segunda reflexión, nos acordamos de los días 25 de diciembre y 6 de enero, cuando salimos a la calle para ver los contenedores llenos de envoltorios y residuos, fruto de los regalos que la víspera de Navidad o de Reyes intercambiamos con las personas que más queremos. Sin embargo, estamos a tiempo de hacernos una pregunta, uniendo las dos reflexiones de arriba:
¿Cuántos de los residuos que generamos con la celebración de las navidades podrían ser evitados?
Desde Lean Compacting queremos lanzaros una reflexión, que será nuestro «leitmotiv» de aquí al final de las fiestas: hagamos unas navidades más LEAN entre todos. ¿Eso significa reducir los regalos o dejar de hacer ciertas cosas que nos hacen felices? No es la intención. Simplemente, aprovechamos estos días para lanzaros una serie de preguntas que todos nos podemos hacer antes de comprar regalos.
A continuación os dejamos nuestras reflexiones para unas Navidades con menos residuos:
- El regalo que le vamos a hacer a esa persona: ¿realmente lo necesita? Si vamos a regalar algo que a los pocos meses de entregado se va a convertir en un objeto inservible, hay muchas posibilidades de que acabe convertido en residuo. Un objeto que no se usa es un objeto que podríamos haber evitado.
- ¿De qué está fabricado el regalo? ¿Existen opciones similares en el mercado que estén fabricados con materiales fácilmente reciclables?
- ¿Cómo va envuelto ese regalo? Cada vez hay más opciones de regalos en el mercado, incluso digitales, que no necesitan de un envoltorio enorme y que acabará en la basura.
- En el caso de que inevitablemente, el regalo venga en un envase desechable, enseña a quien recibe el regalo cómo deshacerse correctamente de ese envoltorio.
- ¿Cómo envuelves en regalo? Abusar del papel y cintas de regalo no siempre es la mejor opción para que luzca bonito. Unas manualidades, un mensaje escrito a mano, una tela o bolsa reutilizables… Hay más opciones imaginativas para envolver el regalo que no supongan que acabe en la basura.
- ¿Cuánto ha viajado el regalo hasta llegar a las manos de tu familiar? El CO2 también es un residuo, elige productos de «kilómetro cero» para hacer un regalo menos contaminante.
- Ya que nos ponemos, podríamos ampliar la reflexión a las cenas y comidas. Comprar productos de cercanía y cocinar más son dos claves para que nuestros menús navideños sean más ecológicos y respetuosos con el medio ambiente. Y de paso, nos evitamos residuos porque vendrán envueltos en menos plástico.
Estas son nuestras reflexiones para hacer una Navidad más ecológica. ¿Cuáles son las tuyas? Nos gustaría conocerlas a través de nuestras redes sociales.
¡Feliz Navidad a todos/as!