Plásticos y papeles de docenas de ciudades y pueblos de Estados Unidos están siendo arrojados a vertederos después de que China dejó de reciclar la mayoría de «basura extranjera».
El diario New York Times publicaba el pasado 29 de mayo, bajo el título “Su reciclaje se recicla, ¿verdad? Tal vez o tal vez no”, un extenso artículo sobre los efectos producidos en Estados Unidos a raíz de que China dejara de reciclar la mayoría de la “basura extranjera” a comienzos de año.
La autora del reportaje, Livia Albeck-Ripka, inicia su viaje desde los síntomas detectados en Oregón, un estado que tradicionalmente se toma muy en serio el reciclaje, donde la conciencia medioambiental forma parte de los hábitos de sus residentes, que están acostumbrados a separar diligentemente los cartones de leche, los recipientes de yogurt, las cajas de cereales, las botellas… de su basura para evitar su finalización en los vertederos.
Pero ya se ha detectado en Oregón que muchos de esos materiales, que ya no pueden enviarse a China, acaban en los vertederos locales.
La periodista analiza las posturas que han asumido los gestores de residuos, que, en un intento por mitigar la situación, han aumentado el procesamiento interno de estos materiales, el envío de los mismos a otros países (India, Vietnam, Indonesia) o el almacenamiento de sus stocks, con el consiguiente peligro tanto para la salud como para el medio ambiente por ser, en muchos casos, un peligroso combustible en la temporada de incendios forestales, tan comunes en California.
Y este es el caso de los gestores potentes; otros más pequeños y sin la capacidad de negociar de los anteriores han optado por la salida más fácil: el vertedero.
Asimismo, incide en la paradoja de que, mientras esto ocurre, las administraciones locales continúan alentando a sus ciudadanos a reciclar, como de costumbre, pero los materiales terminan en los vertederos de todos modos. El razonamiento utilizado por las autoridades es que si les decían a los residentes que dejaran de reciclar podría ser difícil hacer que retomaran estas prácticas en el futuro.
El hecho es que se está produciendo una interrupción significativa en los programas de reciclaje en EE.UU., y la preocupación general es: ¿es ésta la nueva normalidad?
El escenario que se desarrolla en Oregón, que tiene su continuidad en el resto del territorio del país, es el panorama que se plantea en todos y cada uno de los países occidentales. Nos hemos quedado sin el gran cubo de basura que hasta ahora representaban las exportaciones de residuos a China, y los “contenedores propios” y nuestra capacidad de procesar se muestran muy limitados, o muy por debajo de la capacidad que hemos desarrollado para tirar.
Una llamada de atención para todos, en un artículo que no tiene desperdicio.
Fuente: New York Times